Cuidado con los números rojos

Los números rojos se producen cuando se realiza un gasto superior al saldo que hay en una cuenta corriente y, por lo tanto, no se tiene el dinero para afrontarlo. Si a un cliente le pasa esto el banco suele aprovechar la oportunidad y cobra unos altos costes, a menos que el cliente acabe pagando su deuda, que es lo más común. Aunque el importe por descubierto sea bajo, el coste de una cuenta corriente en números rojos puede elevarse enormemente. No distribuir bien el dinero, abusar de las tarjetas, recibir tarde una transferencia,… son las causas mas frecuentes de esta situación

Según establece la ley, la Tasa Anual Equivalente (TAE) en estos casos no debería superar el 13,75% (es decir 2,5 veces el interés legal del dinero, que en 2008 es de 5,5%). Este porcentaje es aplicado por la mayoría de las entidades bancarias a la mayor cantidad en descubierto, aunque ésta se haya mantenido durante 12 horas. Otras pueden llegar a cobrarle hasta 30 euros sólo por avisarle de la delicada situación de su cuenta. Hay que precisar que ese 13,75% es un máximo, por lo que en la práctica las entidades pueden aplicar porcentajes menores.

Las entidades suelen distinguir entre unos usuarios y otros a la hora de permitir que tengan números rojos en cuenta y de cobrarles o no intereses por descubierto. Ser un buen cliente supone tener la nómina domiciliada, ingresos periódicos y para el que la situación de tener la cuenta en descubierto es algo ocasional y tiene lugar durante un breve periodo de tiempo.

Una práctica poco conocida es el derecho que tiene el titular de una cuenta corriente, consciente de su estado crítico, a no cobrar los recibos que le suelen cobrar a través de domiciliación bancaria con una sola llamada. En el caso de que la entidad bancaria haga caso omiso, el banco debe correr con todos los gastos y no cobrarán las comisiones correspondientes. Es lo que se conoce como abuso de facultades dispositivas en cuenta corriente.

Algunos consejos para evitar esta situación es pedir un anticipo de tu nómina, solicitar un crédito personal, tener tarjetas de cliente de los establecimientos ya que te permiten aplazar pagos sin interese o apartar aquellas cantidades necesarias para abonar los recibos que periódicamente sueles tener.